MI VISITA AL ANTIRRABICO CONTRERAS

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MI VISITA AL ANTIRRABICO CONTRERAS

Mi visita la realicé porque Gabi Sosa, quien trabaja para una protectora de animales y se encarga de hacer los sacrificios de los perros de una manera menos dolorosa, me pidió por teléfono la noche anterior que le consiguiera anestesia y efectivamente: yo tenía un frasco nuevo y me comprometí a llevárselo de 10 a 11de la mañana del día siguiente.Así pues me presente al antirrábico (sábado 28 de junio del 2003) y pregunté al encargado por Gabriela Sosa, me confirman que sí se encontraba y la mandan llamar. Pocos minutos después llega ella vestida de una bata médica azul desechable y me lleva al interior de las instalaciones, las cuales es importante mencionar que me parecieron muy buenas ya que cuentan con varias jaulas individuales, además de 3 grandes (llamadas “comunales”) que es donde llegan los perros que capturan en lo que llaman “razzias” (atrapar a los perros callejeros). Cuentan además con una oficina y dos consultorios en condiciones ideales para dar una muy buena atención a los animales que así lo requieran. Tienen también una camioneta grande con jaula para transportar animales y un remolque que es un consultorio ambulante ideal para salir y hacer campañas de esterilización y consultas en colonias que así lo requieran.

Pero volviendo con Gabi: al entrar me encuentro con que ya habían sacrificado unos 15 perros de todos tamaños y un gato. En las jaulas grandes había aproximadamente unos 60 o más animales en espera de sacrificio parar los siguientes días. Es en ese momento cuando conozco también a Bertha, una Veterinaria que ayuda en esta triste labor. Observo como trabajan: lo que hacen es inyectar una alta dosis de tranquilizante a los animales y una vez que les hizo efecto los conectan a un aparato de electroshock y allí finaliza la vida de estos pobres animales. En ese transcurso me explica Gabi algo relevante: que gracias a que es sábado pueden trabajar en óptimas condiciones porque no están los trabajadores, pues me cuenta que estos son altamente agresivos con los animales y los martirizan con cuerdas, tubos y con todo aquello con lo que pueden golpear al perro, me platica que hasta a golpes han matado a algunos perros. Entonces Gabi me pide que sacrifique a dos perros con una inyección intra-cardiaca y así lo hice. En ese momento llega el Médico encargado acompañado de un señor y un muchacho, quienes traen tres cachorros de aproximadamente 4 meses de edad a sacrificio porque ya no los quieren debido a que eran hembras y una cruza
de mastín con pastor alemán, así que los meten a una jaula y la Doctora procede a lo irremediable en ese lugar que es el sacrificio.
Gabi me lleva a las jaulas comunales y me hace la observación de que allí se encuentran revueltos perros de todos tamaños, razas, edad y además enfermos. Me comenta que ha propuesto que se duerman a estos últimos y uno de los doctores encargados le dice que no lo haga, que tienen que esperar el tiempo reglamentario de 72 horas para el sacrificio, que eso no importa. Algo sumamente importante y elemental que se me olvida comentar es que no vi que les pusieran agua y pues… obviamente comida menos durante ese largo lapso de 72 horas.

Por fin llega el momento de irnos y me dice Gabi que tiene que llevarse los cadáveres porque el camión de la basura no pasara ese día y no se pueden quedar allí. Le pregunto que es lo que vamos a hacer, me contesta que hay que subirnos al carro que trae e irlos tirar a un basurero. Para esto vamos con los doctores y nos dan un papel que supuestamente nos servirá de permiso para tirarlos. En ese lapso me percato de que los doctores del lugar dan como un tipo de consulta a los animales que llevan algunas personas que solicitan el servicio, pero debo comentar que la atención que ofrecen es realmente deficiente pero pues… solo soy espectador. Gabi me confirma que sí, efectivamente, dan muy mal servicio y también esterilizan no importándoles la condición física pues poco les interesa el que el animal salga adelante.
Ya después de todo esto le dije a Gabi y a la doctora que nos fuéramos en mi coche al basurero, el cual según nos dijeron estaba en el Ajusco, pues el otro carro estaba lleno de cadáveres de los perros sacrificados. Así pues, tomamos camino y llegamos al basurero al cual no nos dejaron entrar ni con el papel que traíamos como permiso, argumentando que no podían entrar carros extraños a ese lugar. Obviamente preguntamos a quien nos negó el acceso qué es lo que íbamos a hacer y nos respondió que a el no le importaba. Gabi le contestó que entonces los íbamos a dejar en la calle y él nos replicó que si lo hacíamos la policía nos iba a detener.Después de todo lo anteriormente narrado es que yo me pregunto y reflexiono si no es absurdo todo esto que nos pasó: queremos hacer bien las cosas y ellos no lo permiten y todavía nos arriesgamos a ser detenidos… pero bueno. No tuvimos otra opción más que irnos a un contenedor y tampoco. Finalmente anduvimos paseando los cuerpos hasta que en Tlalpan pudimos localizar otro basurero y pues… a tirarlos… ¿qué les parece?Mis preguntas son: ¿porqué no se multa a la gente que irresponsablemente tiene perros y los echan a la calle ?, ¿porqué hay tanta crueldad en los antirrábicos si hay médicos veterinarios que se supone son profesionales en esto y “quieren” a los animales? Y la última: ¿qué culpa tienen estos inocentes a ser condenados a morir electrocutados como si fueran los peores asesinos o delincuentes?: porque en los humanos esa es la condena para alguien que ha sido multi-asesino o algo así… ¿no es verdad? Y bueno, finalmente: ¿a estos médicos realmente les gusta su trabajo? o bien: ¿valió la pena tanto esfuerzo en la escuela para únicamente dedicarse a matar animales, cuando se supone que estudiaron para hacer todo lo contrario? Sería muy bueno que estas “personas” analizaran su postura no solo de manera profesional, sino la de su vida en general… ¿qué hay de la ética, de sus valores humanos… si es que los hay? A mi me daría vergüenza decir que trabajo en un centro de estos y no solo con la sociedad sino con Dios mismo.
Por:
MVZ Alejandro Sánchez Moreno